Zimbabwe: Impresiones De Un País Con Hambre de Futuro

Ciudad del Cabo, Sudáfrica. – Acabamos de volver de nuestra segunda estancia extendida en Zimbabwe. El año pasado ya nos enamoramos del país, su gente y sus parques – prácticamente vacíos, rara vez te encuentras a otros visitantes sintiéndote, con permiso de los leones, el rey de la sabana. Pasamos unas semanas visitando campamentos de safari y lodges en Victoria Falls, localizada junto a las famosas cataratas Victoria, y explorando los rincones más lejanos del maravilloso parque Hwange. Sin embargo, la estancia no fue suficiente como para obtener una opinión real sobre Zimbabwe como destino turístico.

En esta ocasión hemos pasado unas semanas en el oeste y norte del país visitando campamentos de safari en los parques de Hwange, Matusadona (lago Kariba) y el famoso y salvaje parque de Mana Pools, a orillas del poderoso río Zambeze. Hemos concluido el viaje con unos días en Harare, la pequeña y ordenada capital de Zimbabwe justo a tiempo para el sorprendentemente bien organizado Harare International Festival of the Arts (HIFA).

Zimbabwe se Despierta

La dolarización de la economía ha contribuido a la estabilización del país y al paulatino renacimiento turístico, el futuro turístico de Zimbabwe se depara brillante. Hemos tenido la oportunidad de visitar campamentos de nueva apertura y descubrir nuevos proyectos de inversión turística – ampliación de capacidad hotelera, nuevas conexiones aéreas, parques temáticos, etc. – que  van a resituar al país donde se merece, entre los principales destinos de safari del mundo. (i.e., a partir de finales de 2015 el aeropuerto internacional de Victoria Falls recibirá vuelos transcontinentales).

Orgullosos, Profesionales y Educados

Las últimas décadas no han tratado bien a la población de Zimbabwe, la situación política y económica forzó a casi tres millones de ciudadanos al exilio y al resto a una hiperinflación ahora ya legendaria – Zimbabwe tiene el dudoso honor de ser el único país del mundo donde todos sus ciudadanos llegaron a ser billonarios.

Durante nuestras numerosas visitas, nuestra impresión siempre ha sido la misma, los zimbabuenses de cualquier color o grupo étnico están orgullosos de su nación, de sus oficios y disfrutan de un pacifismo fácil de confundir con indiferencia pero que es fruto de un pragmatismo aprendido a la fuerza. Para cualquier problema sin solución aparente, la respuesta es siempre la misma “we’ll make a plan” – “haremos un plan”. Lo hacen, lo implementan y continúan.  El entorno puede no acompañar, pero la motivación es el principal recurso en este país rodeado sin acceso al mar.

A pesar de su reciente declive, Zimbabwe no tuvo un régimen racista como su vecino del sur ni la suerte de encontrar diamantes en su territorio justo después de independizarse del imperio británico pero lo que sí tenía y continúa teniendo es una población educada, respetuosa y alfabetizada donde la cortesía, el “disculpe” y el “por favor” no se han olvidado. Es un verdadero placer conversar con pequeños y mayores, y no es difícil encontrarse a un mayor de 40 años que haya viajado por Europa en numerosas ocasiones. No es difícil imaginarse lo rápido que las cosas van a cambiar.

La situación económica es todavía adversa, la gente aun sufre en un sistema que está arrancando de nuevo pero desde Harare a Bulawayo pasando por Victoria Falls y Mana Pools, todo el mundo está orgulloso de su tierra, de sus compatriotas, de sus parques y rápidamente te preguntan si has visitado este u otro sitio en el país.

Me ha Picado el Zimbabwe Bug

Sueño ya en ver de nuevo las tranquilas y violetas puestas de sol en el lago Kariba o rastrear leones en el lecho del río Chavava y saludar de nuevo a Shawny y Johnny, la joven pareja de managers de Davidson’s Camp, en lo más remoto del parque nacional Hwange.

Sin lugar a dudas Zimbabwe se me ha metido bajo la piel, y me gusta.